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Isla Tiburón | Bahía de los Ángeles

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Isla Rasa, una parte central del tan descrito fenómeno de crianza de aves insulares en el Mar de Cortés (Bancroft 1927, Case y Cody 1983), ha servido de modelo para la exitosa conservación ecológica de las islas del Golfo de California. Inmediatamente después de establecida su protección legal en 1964 (DOF 1964), las aves marinas de esta isla se convirtieron en los sujetos de una intensiva investigación y se protegieron casi sin interrupción, debido al enorme compromiso de casi tres generaciones académicas de biólogos mexicanos y el apoyo de numerosas organizaciones académicas y de conservación (Tobias 1968, Velásquez-Noguerón 1969, Velarde et al. 1994, Velarde 1988, 1993).

A principios de los sesentas creció la preocupación por la protección de isla Rasa a causa de la recolección de huevos que daba como resultado la drástica reducción en el número de la población de aves marinas que ahí anidaban (Bahre y Bourillón). En 1940 la población de aves estaba estimada en un millón (Walker 1965), pero para finales de los sesentas se había reducido a 25,000 (Barreto 1973) y posiblemente llegó a su cantidad histórica más baja de 5,000 aves que anidaban ahí en 1973 (Villa 1983). Los esfuerzos pioneros de Louis Wayne Walker del Arizona-Sonora Desert Museum y la National Audobon Society, George Lindsay y Robert Orr de la California Academy of Sciences, Bernardo Villa Ramírez de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y algunos importantes residentes de Bahía de los Ángeles, notablemente Antero Díaz (Velarde et al. 1985), llevaron al gobierno federal a declarar a la isla como santuario de aves marinas.

Foto de pájaros que anidan en el isla Rasa.

Una vez que la isla fue declarada santuario, los biólogos que trabajaban para el Servicio Mexicano de Vida Silvestre comenzaron a pasar tiempo en la isla durante la temporada de apareamiento de las aves marinas para proporcionar protección en tierra y recoger datos. En 1965, se construyó en la isla una casa de piedra de dos pisos (Vidal 1967). Los investigadores se quedaban cada año más tiempo en la isla y los estudiantes de la UNAM, que trabajaban bajo la dirección de Villa, comenzaron a involucrarse más en los esfuerzos de conservación. El mismo Villa pasó muchas temporadas en la isla entre 1975 y 1985 y, en 1979 una de sus estudiantes, Enriqueta Velarde, tomó las tareas de investigación y conservación inspirada por el extraordinario trabajo de Villa. Bajo la dirección de Velarde, los biólogos han estado presentes durante la temporada de apareamiento de las aves marinas (de mediados de marzo a principios de julio) desde 1979 hasta el presente. Los científicos y estudiantes han investigado la ecología y conducta del apareamiento de las aves marinas y la historia natural de la isla. También han trabajado conjuntamente para prevenir posibles perturbaciones por parte de los 300 o más eco-turistas que visitan la isla anualmente (Villa et al. 1979, 1980, Velarde y Anderson 1994) y para disuadir a los pescadores de recoger huevos y aterrizar o pasear en las áreas de anidamiento. El éxito de este esquema de investigación y protección en la isla ha sido evidente. Las poblaciones de aves marinas han rebotado a un promedio estimado de 350,000 gaviotas plomas (Vermeer et al. 1993) y 45,000 charranes elegantes (Velarde y Anderson 1994).

En 1993/1994 el difunto Jesús Ramírez, quien había hecho una investigación pionera sobre el borrego cimarrón en isla Tiburón, inició un programa para erradicar a las ratas (Rattus rattus) y ratones (Mus musculus) introducidos. La completa erradicación de roedores introducidos utilizando raticidas se logró para 1995. Los investigadores no encontraron ninguna señal de actividad roedora cuando llevaron a cabo su trabajo de monitoreo durante las temporadas de estudio de campo de 1998 y 1999. Ahora que la isla está libre de mamíferos introducidos, los científicos están monitoreando los cambios ecológicos en las colonias donde anidan las aves y en la vegetación y la población de insectos. También tienen planes de restaurar las poblaciones de aves que anidan en madrigueras tales como el Mérgulo de Craveri (Synthliboramphus craveri), el Paiño Negro (Oceanodroma melania) y el Paiño Mínimo (O.microsoma) que solían anidar en la isla y, tal vez hasta La Pardela Mexicana (Puffinus puffinus) que reportó Bancroft a finales de los años veinte (Boswall y Barrett 1978).

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Las islas de la Parte Central: Islas pequeñas en Bahía de los Ángeles

Texto adaptado del capítulo sobre conservación del libro Biogeografía de las Islas del Mar de Cortés, un volumen de próxima publicación editado por Ted Case, Martin Cody y Exequiel Ezcurra. Este capítulo fue autorizado por Luis Bourillon, Antonio Cantú, Exequiel Ezcurra, María Elena Martínez y Alejandro Robles.

NOTA: El libro Biogeografía de las Islas del Mar de Cortés que se cita en la nota de arriba ha sido publicado y su referencia es la siguiente: Case, T.J., ML.Cody, E. Ezcurra (eds.). 2002. A New Island Biogeography of the Sea of Cortés, Oxford University Press. New York, 699 pp.

Fotografías de Bradford Hollingsworth

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